El discurso de Sócrates en El Banquete es uno de los textos más famosos de Platón y el que probablemente ha ejercido una influencia mayor en la cultura occidental. Sócrates comienza estableciendo una discusión con Agatón de que solo puede haber deseo de aquello de lo que se carece, y que en el fondo del deseo hay siempre y necesariamente una carencia. En segundo lugar Sócrates formula el problema del objeto: ¿el amor es amor de algo o de nada? El amor es amor de algo, amor de un objeto; no es solamente un estado del sujeto sino que siempre se dirige a un objeto. Los dos términos que caracterizan el amor son: la belleza y la bondad. En platón se confunden estos dos términos. La belleza era una noción muy importante para los griegos, para ellos tal vez el esteticismo funciono como una ideología, generando un problema puesto que la belleza la confundían con la idea de perfección y de exactitud. En platón este es un puesto de partida puesto que para todo filosofo cuando accede al mundo inteligible, al mundo de las ideas, es precisamente la belleza. La diferencia entre lo intangible y el mundo sensible es ante todo, una diferencia de exactitud y perfección.
Platón pon en boca de una mujer el texto sobre el amor. Generalmente habla muy mal de la mujer, en casi todas partes, pero a veces ocurre que pone a la mujer a ser la que conoce. Entonces platón rompe la legislación griega en cuanto concede todos los derechos a las mujeres cuando en Grecia casi no tenían ni uno. Él sabía que si una organización de la sociedad se presentaba distinta, la mujer sería distinta.
Pasamos ya a lo que nos subraya platón en el Teeteto: en qué consiste la opinión falsa y la opinión verdadera y la diferencia entre el saber y el no saber. En el Banquete nos dice: que la opinión verdadera es el punto intermedio entre la ignorancia y la sabiduría; es un saber, pero un saber que no puede dar razón de sí.
Otro punto importante de la teoría platónica es que él se basa en las características de la mitología griega, los dioses, las diferentes manifestaciones religiosas; pero su pensamiento es diferente y no corresponde en absoluto a las creencias ingenuas del pueblo griego. Platón era monoteísta, y al dios de Platón no se le hubiera ocurrido mentar las siete plagas de Egipto, ni elegir un pueblo determinado; para él es un Dios más civilizado, la perfección absoluta. Platón rompe las líneas de la mitología griega, mas con la idea de que los dioses no entran en contacto con los hombres.
Otra posición de Platón sobre el amor, es lo inmortal y lo mortal. El amor no es ninguno de estos aspectos, renace siempre, muere resurge siempre. Entonces al mor se le designa Eros y esta es la fórmula de Platón. El a mor así entendido ocupa entonces la posición de la filosofía que es como quiere decir la palabra, amor a la sabiduría; la filosofía no es la sabiduría misma, es la búsqueda de la sabiduría. No se puede considerar ni ignorante ni sabia al filosofo; el ignorante no busca el saber porque cree tenerlo y el sabio tampoco la busca, porque ya la tiene.
Patón siempre sostuvo la idea de un saber global, que existe en alguna parte y que hace falta reconocer y recordar; ese saber esta el “cielo inteligible”: es un pasado histórico, en otra vida, según la teoría de la reminiscencia. El conocimiento es reconocimiento, el descubrimiento es recuerdo. Entonces en este sentido los dioses son sabios, son deseos y modelos inconscientes. En el inconsciente no hay tiempo y los deseos son inmortales.