miércoles, 1 de junio de 2011

Lección diez. El discurso de Sócrates


El discurso de Sócrates en El Banquete es uno de los textos más famosos de Platón y el que probablemente ha ejercido una influencia mayor en la cultura occidental. Sócrates comienza estableciendo una discusión con Agatón de que solo puede haber deseo de aquello de lo que se carece, y que en el fondo del deseo hay siempre y necesariamente una carencia. En segundo lugar Sócrates formula el problema del objeto: ¿el amor es amor de algo o de nada? El amor es amor de algo, amor de un objeto; no es solamente un estado del sujeto sino que siempre se dirige a un objeto. Los dos términos que caracterizan el amor son: la belleza y la bondad. En platón se confunden estos dos términos. La belleza era una noción muy importante para los griegos, para ellos tal vez el esteticismo funciono como una ideología, generando un problema puesto que la belleza la confundían con la idea de perfección y de exactitud. En platón este es un puesto de partida puesto que para todo filosofo cuando accede al mundo inteligible, al mundo de las ideas, es precisamente la belleza.  La diferencia entre lo intangible y el mundo sensible es  ante  todo, una diferencia de exactitud y perfección.
Platón pon en boca de una mujer el texto sobre el amor. Generalmente habla muy mal de la mujer, en casi todas partes, pero a veces ocurre que pone a la mujer a ser la que conoce. Entonces platón rompe la legislación griega en cuanto concede todos los derechos a las mujeres cuando en Grecia casi no tenían ni uno. Él sabía que si una organización de la sociedad se presentaba distinta, la mujer sería distinta.

Pasamos ya a lo que nos subraya platón en el Teeteto: en qué consiste la opinión falsa y la opinión verdadera y la diferencia entre el saber y el no saber. En el Banquete nos dice: que  la  opinión verdadera  es  el  punto  intermedio entre la  ignorancia y la sabiduría; es un saber, pero  un  saber  que  no  puede  dar razón de sí.
Otro  punto  importante  de  la  teoría  platónica  es  que él se basa en las  características  de  la  mitología griega, los  dioses, las diferentes  manifestaciones religiosas; pero su  pensamiento es diferente y  no corresponde  en  absoluto a  las  creencias ingenuas del pueblo griego. Platón  era monoteísta, y al dios de Platón no  se  le  hubiera ocurrido mentar las siete  plagas  de  Egipto, ni elegir  un pueblo determinado; para  él  es  un Dios  más  civilizado, la  perfección  absoluta. Platón rompe  las líneas de la mitología griega, mas con la  idea  de  que  los  dioses no entran  en  contacto con los  hombres.

Otra posición de Platón  sobre  el  amor, es lo  inmortal y  lo  mortal. El  amor  no  es  ninguno  de estos  aspectos, renace  siempre, muere resurge siempre. Entonces  al  mor  se  le  designa Eros y esta  es  la  fórmula  de  Platón. El a mor  así entendido ocupa entonces la posición de la  filosofía que  es  como  quiere  decir  la  palabra, amor a la sabiduría; la filosofía  no  es  la  sabiduría misma, es la  búsqueda  de la sabiduría. No  se  puede  considerar  ni  ignorante  ni  sabia  al  filosofo; el ignorante no  busca  el saber  porque  cree  tenerlo  y el sabio tampoco la busca, porque  ya  la tiene.

Patón siempre sostuvo  la  idea de  un saber global, que existe en alguna parte y que  hace  falta  reconocer  y recordar; ese  saber  esta  el “cielo inteligible”: es un  pasado  histórico, en otra  vida, según la teoría de la reminiscencia. El conocimiento es reconocimiento, el descubrimiento es recuerdo. Entonces  en  este  sentido  los  dioses son sabios, son deseos y modelos inconscientes. En  el  inconsciente  no  hay  tiempo y  los  deseos  son  inmortales.